La ley del espejo, también denominada " efecto
pigmalión", afirma que las personas se comportan de
la forma que esperamos que lo hagan. Es decir: todo
ser humano responde a las expectativas que tengamos
de el.
Desde un punto psicológico, este efecto, nos permite
esculpir las actitudes y el rendimiento de las personas
con las que nos relacionamos. Esto es así porque, de
forma inconsciente, nos miramos en las expectativas
de los demás como si fueran nuestro espejo.
Podemos observar este proceso desde la escuela.
Aquellos alumnos de los que se esperan solo suspensos
y mala conducta cumplen con creces las expectativas en
ellos depositadas. En cambio, los que reciben ánimos de
sus profesores, tratan de devolver la imagen positiva que
se tienen de ellos.
Así funciona, en esencia, la ley del espejo.Aplicada al
mundo de la empresa, la ecuación, sería la siguiente:
" Tráteme como un empleado de tercera, y me comportaré
como tal; tráteme como uno de primera y lo haré como
corresponde".
Dicho de otro modo: las creencias y expectativas de una
persona o grupo afectan de tal manera a otra, que ésta
última tiende a confirmar las expectativas depositadas.
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