Sucede a menudo que después de preguntar algo,
"desconectamos" para pensar en lo que vamos a decir
a continuación.
Conversar de forma saludable, requiere un equilibrio entre
las palabras y el silencio. Hacer las preguntas adecuadas, nos puede
ayudar a profundizar en el otro, pero es más importante
el saber escuchar.
Hay personas que temen preguntar, por temor a ser indiscretas
o inoportunas. Una conversación profunda es un viaje doble, en el que
cada uno de los interlocutores se internan en el mundo del otro.
La clave, es encontrar la medida adecuada, para no violentar
a la otra persona. ¡Todos tenemos nuestra intimidad que queremos
preservar!!.
¡La buena conversación, es un arte que requiere oídos generosos,
un corazón cálido y una mente abierta!!
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