Conversar de forma saludable, requiere un equilibrio entre las
palabras y el silencio. Hacer las preguntas adecadas puede
ayudarnos a profundizar en el otro, pero más importante es saber escuchar. En el otro extremo, hay personas que temen
preguntar por miedo a ser indiscretainoportunas. Una conversación profunda es un doble viaje en el que cada uno de los interlocutores, se interna un poco en el mundo del otro.
La clave es encontrar la medida adecuada para no violentar a la otra persona. Todos tenemos nuestra intimidad que no deseamos manifestarla a la ligera. La buena conversación
es un arte que requiere, oídos generosos, un corazón cálido y una mente abierta.
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