Existen diferentes tipos de inteligencia: numérica, lingüistica,
artística, emocional, social y muchas otras. La pregunta es:
¿Qué tienen en común todas ellas?. ¿Comparten alguna
cualidad especial, un literato y un orador de masas? Todos
ellos, poseen un don al que solemos prestar demasiada
importancia: la capacidad de síntesis. El buen literato, sabe
captar la esencia de su tiempo, y sus personajes encarnan
arquetipos con los que los lectores pueden identificarse.
Al examinar cualquier situación de conflicto, veremos que
su resolución depende de la síntesis que se haya hecho de
la misma, es decir, de captar lo fundamental. Un ejemplo
práctico, sería una persona que fracasa repetidamente en
el campo de la pareja, pero no se ocupa de buscar las
claves para entender donde está el problema, achacando
lo sucedido a la mala suerte, no siendo capaz de efectuar
los cambios necesarios, para que no se repitan. Sintetizar
es resolver y, por lo tanto, avanzar hacia un estadio
superior de nosotros mismos.
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