Es medianoche, y la luna brilla dentro de ese marco azul
oscuro que es el cielo... El viento suave, riza el agua del
estanque que me encuentro en el camino.
Me siento viajero por los mares de la vida, pero al igual
que las aves, descansan al llegar a su lugar, el viajero
tiene necesidad de regresar a su punto de partida.
Hay ciertos momentos, que nos sentimos como isla
solitaria en medio de la grandeza...
Prosigo mi caminar, apreciando allá en la lejanía, como
en la noche tiemblan las últimas estrellas.
Entiendo, que podré soportar la situación con bastante
templanza, pues no en vano, los años son una asignatura
más de la escuela de la vida!!.
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