Es medianoche, la luna brilla en el cielo, y la suave
brisa riza el agua del estanque...
Me siento viajero por los mares de la vida, pero
al igual que las aves desean regresar a su nido en
noche de tormenta, el viajero tiene necesidad de
regresar a su punto de partida.
En estos momentos, soy como una isla solitaria en
medio del mar de la vida...
Prosigo mi caminar, y aprecio allá en la lejanía,
como brillan en la noche las estrellas deseosas
de ser contempladas...
Entiendo y creo, poder soportar la situación con
bastante templanza, pues no en vano, los años
son una asignatura más, en la escuela de la vida.
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