El vino, elemento líquido, procedente de la legendaria
vid, es como una materia carnal del recuerdo.
Un buen caldo, actúa como inicio de una buena mesa
bien dispuesta; el estimula los sentidos si se ingiere
con mesura.
Suele ser, un buen pretexto para que exista una buena
convivencia en una buena mesa.
En realidad, un buen vino, se puede comparar, al
mejor adorno que podamos tener o lucir en nuestras
manos.
El desempeña el papel de anfitrión de toda mesa
amena y bien dispuesta.
Saber comer, es exponente de una buena educación,
pero saber beber con prudencia, manifiesta tener un
gusto refinado.
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