Gran parte de los conflictos interpersonales, se pueden
evitar, solo con retrasar la respuesta veinticuatro horas.
Cuando actuamos en caliente, tenemos muy claro cual
debe ser nuestra reacción, y si no obedecemos a ese
impulso, nos parece que estamos perdiendo algún tren.
Sin embargo, la experiencia nos demuestra, que muy
raramente nos arrepentimos de no haber hecho o
dicho algo. Por lo tanto, si no somos capaces de hacer
lo contrario de lo que nos dicta el temperamento, merece
la pena como mínimo, esperar un día para revisar, con
perspectiva, si nuestra respuesta está proporcionada
al problema. Un primer paso para desactivar una emoción
explosiva, es reconocerla como tal y etiquetarla. Si
aceptamos que nuestra visión del conflicto está -en cierto
modo- deformada por la ira, habremos empezado a
desactivarla. Un poco del sentido del humor hará el
resto.
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