Aunque se puede hablar muy bien y carecer de empatía
hacia los demás, saber vehicular las propias ideas, es un
primer paso para el entendimiento.
Hace dos milenios y medio, Sócrates, logró enseñar este
arte, mientras pasaba buena parte de su vida paseando por
las calles y plazas de Atenas. Ya convertido en maestro-todo
lo que sabemos de él,nos llega a través de su discípulo Platón-,
su método no era aleccionar, sino provocar la conversación.
Se presentaba ante la gente, haciendo preguntas que daba
a entender que no sabía nada, y en el curso de la conversación,
lograba que su interlocutor, viera los fallos de su modo de pensar.
De esta forma, sin imponer su autoridad, conseguía que el otro
se diera cuenta de sus propios aciertos y errores.
Sócrates consideraba que su misión, era ayudar a las personas
a la comprensión, ya que el conocimiento verdadero, solo puede
salir del interior de uno mismo, sin ser impuesto por otros.
A fin de que su interlocutor lograra " entrar en juicio" y recoger
su propia sabiduría - a veces sólo sentido común-, se hacía el
ignorante. De este modo, se igualaba al otro, pudiendo fluir una
comunicación aparentemente sin jerarquías.
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