Estas son las clases de abonos que utilizamos para
cultivar nuestra vida, así como los errores que
cometemos de forma cotidiana.
Cuando haya diversas soluciones, debe escogerse la
más simple: No hagas cambios en aquello que funciona.
Cuando veas que algo funciona, incrementa tu actividad
en ello. Las emociones que cultivamos, se convierten en
pensamientos, y estos se convierten en acciones, de este
modo, implantamos hábitos difíciles de cambiar, puesto que
lo integramos a nuestro carácter. Muchas personas se
excusan en su incapacidad para cambiar y se justifican
diciendo: " Es que yo soy así". Esto equivale a frenar en
seco nuestra capacidad de crecer, mejorar y decidir sobre
nuestra vida. Cada vez que pronunciamos esa frase, nos
anclamos al pasado, dejando nuestro jardín interior a su
suerte.
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