Cuando una persona fluye, es capaz de adaptarse a todo tipo de situaciones,
tomando sin esfuerzo alguno las decisiones acertadas en cada momento.
El estrés y la fatiga, son sustituidos por la creatividad y el entusiasmo.
Desafortunadamente, estos instantes suelen ser escasos y fugaces.
En la vida cotidiana, confluyen egos,conflictos y obligaciones que interrumpen
este flujo feliz sintiéndonos fragmentados. Tal vez se deba, a nuestro afán por
analizar y diseccionar la vida, pero la realidad, es un río cambiante-como decía
Heráclito- que no se deja encauzar, requiriendo un bote flexible para navegar
por ella con cierto éxito.
¿Qué significa fluir?. Quien tiene un gato en casa, puede comprobarlo con
facilidad. Imagina ese gato recostado en una alfombra, si en aquel instante
pasa rodando una pelota,¿ qué hace el gato?...se lanza tras ella. Si pasara
por delante de una persona sentada en un sillón, ¿ qué hace?, antes que nada
mirará de donde ha venido.
Los seres humanos, vivimos en una realidad acotada por la causa y el efecto,
como el hombre herido por una flecha del que habla Buda en uno de sus
discursos, que antes de salvar su vida, prefiere saber de donde llegó la misma
quien era el arquero y cuales sus motivos.
El gato en cambio, es ajeno a esta estructura rígida, y fluye con alegría
ante la pelota sin interferencia alguna.
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