Existen momentos, ,mediante los cuales, nuestros ojos
hablan, y las palabras pronunciadas con sentido, se convierten
en miradas, en pensamientos, que permanecen a la espera de ver
lo que decidimos hacer con ellas; si tocar el cuerpo de nuestras ideas,
o cerrar los ojos, para abrir la puerta a las palabras adormecidas,
que anhelamos escuchar con un buen propósito.
Sea como sea, lo importante, es ver cumplidos los deseos
anidados en nuestro interior a la espera de ser liberados
de modo incondicional.
Contemplar nuestro cuerpo, como día derramado,
no sirve para apaciguar la sombra ni los deseos..
¡Con ello, no pretendo pronunciar palabras lentas que sirvan
de sedimento de ilusiones incumplidas!!
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