Luchar por la estimación de las personas que han decidido
no querernos, es una batalla perdida de antemano que nos
desgasta inútilmente. Horacio dijo:"A la gente triste, le
disgusta la feliz, de igual forma que ésta aborrece a la triste.
Los rápidos de pensamiento se ponen nerviosos con los que
son calmados. Los desocupados no soportan a los que no
lo están".
No todo la gente puede estar de nuestra parte, lo cual
tampoco significa, que tengamos adversarios. Simplemente
hay personas con las que no podemos converger, por no
existir un terreno común para la complicidad.
Si queremos forzar la situación con acercamientos en
cierto modo obstinados, entonces es muy posible que
despertemos la hostilidad de los demás, especialmente
si aparentamos lo que no somos, en un intento por
agradar.Es mejor mostrarse de manera franca, y sumir
el reconocimiento sea la indiferencia o la desaprobación.
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