Aquello que tengamos que hacer de todos modos, mejor
que le pongamos buena cara. Porque,¿de qué sirve
quejarse -y aburrir a todo el mundo- del trabajo cuando
no tenemos otro remedio que ganarnos la vida?.
Eso no significa que haya que tomarse el trabajo con
resignación, como un castigo bíblico. Se trata más bien
de dar un sentido positivo a la actividad que nos procura
el sustento Sólo hay que pensar en esas personas que
languidecen a la espera de un empleo. Una actitud en
cierto modo negativa hacia la profesión que nos ha tocado
desempeñar tiene,además, desagradables efectos
secundarios:
. Arruina el placer del tiempo libre.
. Produce fatiga anticipada por la negatividad.
. Reduce el rendimiento y la creatividad.
. Predispone de forma negativa ante los compañeros.
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