Comprendo al fin, que la esfera de las cosas llamadas inanimadas, obedece a las mismas leyes que rigen a los seres vivos. que el Universo todo sigue el mismo principio, o sea, que nunca se posee nada en ninguna parte, ni en ningún tiempo a través de la violencia; que el mundo escapa a los ambiciosos en la misma proporción, en que ellos se esfuerzan por apresarlo, y que es necesario ante todo, dejar de desear con egoísmo, para empezar a obtener, para comprender realmente la esencia de las cosas y de los seres, para fisurar en suma la cárcel de cristal.
Hasta esos grandes seres de piedra tierra y hielo que llamamos montañas, son capaces de devolver amor por amor, porque todo es un eterno juego de ecos.
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