La contemplé anclada y escorada a estribor, ella se mantenía a la espera de la subida de la marea, con la finalidad de partir condéntica alegría de cada día, y su sutil balanceo.
La contemplo en su descanso, y puedo apreciar que tiene sumirada puesta en la lejanía, donde se divisa el devaneo del oleaje, con cresta de espuma blanca.
Ella desea surcar el lugar de sus sueños, donde el mar se
muestra embravecido, y el cielo se acerca a ella tendiéndole su mano.
Cuando llegó el afortanado momento de la partida, la pude
obvervar con serenidad, viendo como se confundía en el
horizonte, el cielo, el mar y sus deseos.
¡Tienes que ser miembro de SECRETOS DEL ALMA para agregar comentarios!
Únete a SECRETOS DEL ALMA