Cuando estamos solos en una noche estrellada,
cuando por casualidad vemos a las aves migratorias
descender en el otoños sobre los bosques de enebros
para descansar y comer, y cuando vemos a los niños
en un momento en que son realmente niños, cuando
hemos conocido el amor en nuestros propios corazones,
o cuando, oímos una vieja rana en un estanque tranquilo
y solitario..., en esos momentos el despertar, el giro
interior de todos los valores, la " novedad", el vacío y
la pureza de la visión, se hacen evidentes, y nos dan
una idea de la danza cósmica.
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