¿Es posible que fuera preludio de la tarde, esconder los sentimientos?
O tal vez, fue el cansancio y la rutina diaria, la que decidió envolverlos, con la intención, de penetrar en lo más recóndito del sueño.
Es posible también, que tenga mucho que ver el silencio, pues podría conducir el corazón, a un espacio carente de ruidos,
con la finalidad de facilitarle el sosiego anhelado.
Rara vez, solemos participar en esa invitación, para olvidar
los sentimientos y los momentos vividos.
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