He contemplado en diversas ocasiones un barco con su vela
enrollada, en reposo en el puerto, a la espera de que se produzca
la nueva partida..en verdad creo que representa el destino de
la vida.
Se nos ofreció el amor, y nos encogemos ante su desilusión;
el dolor llama a nuestra puerta, pero sentimos miedo;
la ambición nos llama, pero ante la posibilidad, nos sentimos
aterrados...
Sin embargo, buena parte de nuestra vida, nos hemos sentido
hambriento de significado..
Y ahora, sé que tengo que levantar la vela, y aprovechar los vientos
del destino, donde quiera que conduzcan el barco.
Dar significado a la vida, puede terminar en la locura,
pero ella, carente de sentido, es la tortura de la inquietud
y el deseo vago.
Es un barco que anhela surcar el mar, y está lleno de miedo todavía
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