“Los Grandes Cementerios Bajo la Luna” no es una obra sobre la guerra civil española ni tampoco un panfleto contra el fascismo, tal y como expresa la filósofa alemana Hannah Arendt en la frase que figura en la portada de la edición que presenta la editorial Lumen, sino que se trata de un denso ensayo filosófico sobre la clase dirigente y sobre una determinada forma de hacer política. Si bien es cierto que en esta obra de Bernanos se ataca con dureza al General Franco, a la jerarquía eclesiástica española, a los fascismos triunfantes en Italia y Alemania y a los extremistas de derecha franceses, no es menos cierto que también se ataca con la misma dureza al comunismo y a la democracia liberal.
El objeto de Bernanos al escribir “Los Grandes Cementerios Bajo la Luna” es denunciar a las clases dirigentes de todo el orbe integradas por militares, políticos, jerarquías eclesiásticas, intelectuales y empresarios que, con la exclusiva intención de salvaguardar sus intereses particulares, principalmente económicos; son capaces de apoyar hoy lo que ayer atacaban con ferocidad y difundir el miedo entre los pueblos para posteriormente explotarlo a su favor fomentando el alegre traslado de enormes masas humanas a los más bárbaros mataderos de Europa. Especialmente dura es la critica a la actitud de la derecha francesa que, si bien en 1918 clamaba por desintegrar a Alemania en múltiples estados y hacía de la humillación del pueblo alemán una importante cuestión nacional, en el momento de escribirse “Los Grandes Cementerios Bajo la Luna”, veinte años después, adulaban a Hitler y no dudaban en considerarlo, junto al General Franco y a Mussolini, como un aliado en una supuesta cruzada contra el comunismo que no era más que un pretexto para encubrir la defensa de los intereses particulares de las precitadas clases dirigentes.
La densidad de la filosofía vertida por Bernanos en esta obra la aleja de cualquier carácter panfletario y bien puede resumirse en que una injusticia no se combate ni puede combatirse jamás cometiendo otra injusticia y que cualquier acto material del ser humano debe someterse a las exigencias de la Moral y de la Justicia con mayúsculas.
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