Hay madrudas tan frías, que suelen trepar por las ventanas de los ojos. descansando en el fundo de nuestra retina, cuando esto ocurre se nos nubla el entendimiento.Hay otras que se proponen con fuerza, no dejarnos descansar. También las hay comparables con el transporte urbano nocturno, ya que éste se encuentra casi vacío, solitario y carente de calor humano. Allí lo que se puede encontrar, es alguna que otra alma en pena que ha decidido vagar por la noche, buscando cobijo en el autobús para huir del frío de la noche. Allí suelen permanecer hasta que despunta el nuevo día, logrando recibir un poco de calor con el sol del amanecer.
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