Los que dicen no encontrar magia a la vida, olvidan
que la realidad discurre por un territorio brumoso entre
la casualidad y la causalidad, es decir, entre el azar y la
causa-efecto.
Aunque mucha gente ha experimentado alguna vez
este tipo de coincidencias, no hay que descartar la
turbación que nos produce.
Podemos encontrar -sin apenas buscarlo- algo que
tiempo atrás, teníamos marcado interés en poseer,
resultando a todas luces una búsqueda insatisfactoria.
¿Formará esto parte de la casualidad?
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