Memoria.
Busco en las paredes del silencio, mi voz pretérita
que juraba en las sombras de la tarde,
bajo aquel tejado de esa casa tan lejana, como
estrellas que alumbran en los universos,
caminar eternamente por los pequeños senderos
que acompañan el cantar,
de aquel riachuelo tan absorto en los movimientos
de sus aguas,
pensando siempre
amarte observando tu clara mirada, tan ajena a lo cotiano
de este mundo,
besar tus manos para extraer de tu piel, tu perfume
tan suave como leche de panales,
pedir al infinito continuar despertando sintiendo la brisa
de la mañana
en mi cara, en mis labios.
Sentarme en los altos roquerios de las montañas,
imaginando que allá en los hondos valles,
estas pensando en nuestro sentir desatado en ese
lugar solitario,
que amarnos estaba dibujado antes de nacer en estas
tierras donde los frutos crecen, sin sentirse amenazado
ni por lluvias alocadas,
ni por vientos huracanados.
Hoy grito desde mi muda conciencia,
te has levantado en mis recuerdos,
en mis escritos de las alboradas,
para poder expresarme que continúas viviendo
en mi corazón,
en mis almohadas.
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