Al día de hoy, sigo guardando en mi memoria,
aquellos gratos recuerdos, y agradables sensaciones,
por haber estado ante vuestra presencia..
Sois vosotros, olivos centenarios, los que pobláis
grandes dehesas, y con vuestros estimados frutos verdes,
añadís alegría a la tierra y colorido al entorno de la serranía.
Con el vaivén acompasado de vuestras hojas de lanza,
anunciais, sueños, penas, satisfacción, y alguna que
otra quimera de amor temprano..
La indeseada nostalgia, se hace patente en mi persona,
desde el preciso momento de la ausencia.
Aún, recuerdo aquellos apasionados besos,
regalados unos, y robados los más, dados al cobijo
de tu fresca y agradable sombra...
¡Cuanta grandeza ejerces, con tu papel de testigo mudo!!
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