Debemos entender, que la belleza no está solo en el
físico, también radica en el interior, aumentando con
el paso de los años.
Con la madurez, adquiere mayor importancia. Ella, sabe
muy bien lo que desea...con la experiencia se torna más
exigente y comprensiva.
Ella, no quiere un amor que la agobie ni aprisione, lo
desea controlado y dosificado.
La mujer, desea un hombre que la comprenda, la sepa
amar, respetar y conquistar.
Quiere compañía, ternura y armonía, pero nunca está
dispuesta a renunciar a su espacio personal y social.
¡El amor nace y vive de la inteligencia declinando con el
olvido!!.
Las espinas del rosal, le sirve para evitar -en la medida
pertinente- la agresión de cualquier intruso.
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