Cuanta nostalgia me inunda, al recorrer esos caminos,
llenos de recuerdos y algunos sinsabores..
Al visitar el viejo estanque del parque, me inunda
la tristeza, por la inexistencia de aquellos nenúfares
de tallo largo, que le proporcionaban un colorido especial.
No se escuchan esas risas abiertas salidas de las reuniones
celebradas por los asiduos visitantes..
¡Hasta la propia tierra, se muestra triste ante tanta ausencia!!
Tan solo aprecio la presencia de un niño en la lejanía,
entretenido con no se bien que, y un hombre de avanzada edad,
sentado en uno de los bancos, con mirada incierta, callado, e
indiferente..
Incluso los pajarillos, han dejado de anidar en el arbolado
del parque, quizás, decidieron hacerlo en los enormes
cipreses, adosados a los muros del cercano cementerio,
por estar impregnados de esperanzas truncadas.
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