Cuando diseccionamos nuestros miedos,con sentido común y de forma concreta, podemos ver que no son tan terribles.No olvidemos que nuestro peor enemigo somos nosotros mismos. Imaginamos situaciones terribles y ambiguas en ellas somos grandes expertos. En el miedo hay una sensación de pérdida, ya que nace de la amenaza de quedarnos sin lo que tenemos. Para desactivarlo, es conveniente concretar que es lo que tememos perder. Una vez determinado debemos añadir la pregunta ¿y qué?, con toda probabilidad, tenemos recursos más que suficientes, para lograr salir adelante. Por lo tanto debemos poner nuestros temores en el mapa, para dejar de tener miedo al miedo. Los miedos ambiguos, nos atemorizan.Si los hacemos concretos, seremos capaces de mirarlos cara a cara.
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