Las personas perfeccionistas en exceso, corren el riesgo
de no ponerse nunca en camino, o de no culminar nada
de lo que se propongan. No creen, ser lo bastante buenas
para alcanzar esto o aquello, con lo que la espera suele
eternizarse.
Asumir, en cambio, que somos seres inacabados en
constante progresión, nos permitirá contemplar nuestros
fallos con indulgencia, lo cual no implica que no debamos
corregirlos.
El derecho a no ser perfecto, nos permite crear nuestra
vida.Nuestros miedos en ocasiones, nos harán equivocarnos,
pero es peor quedarse estancado en lo que somos, para
renunciar en lo que podemos ser.
En ocasiones haremos cosas que parecerá que están
fuera de nuestras posibilidades, pero tal vez descubramos,
que nos encontramos mucho más cerca de lo que creíamos
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