Nuevo Amanecer.
Escondidos quedarán mis labios,
secreto será mi respiro,
pero no se apagará mi latir
tan profundo,
tan sentimental,
de mi corazón enamorado de la existencia
misma,
de todo lo humano,
del niño que busca,
el juego puro,
como vientos de la bahía lejana.
De aquella mujer que teje en su vientre,
la carne pequeña,
tan bella,
tan silenciosa como botón de rosal joven,
blanco como espumas de olas,
como nieves de las altas montañas.
Mujer de rostro rosado que grita de alegría,
por la vida nueva.
Por ese hombre que entre sus manos sostiene,
la soga de la embarcación que se adentra en
el mar profundo,
buscando el pez que alimentará su boca,
y porque,
y porque deseo,
continuar soñando por el tránsito de mi alma,
a los superiores destinos de este universo,
a ese lugar, donde los puentes son de metal
dorado,
y las escalinatas de maderas suaves,
que me llevarán al cobijo de la luz
esencial,
donde sólo importa cuanto amor he entregado,
y cuanta paz en los caminos he dejado.
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