Nunca, una manos cálidas, habían pintado acuarelas tan
expresivas, con el uso o empleo de un solo pincel.
Jamás el aroma, se había disfrazado de duende de la
noche cerrada.
¡Nunca se fugaron los besos del amanecer, llevándose
el olor de una rosa temprana!!.
Hoy, sigue lloviendo con la insistencia acostumbrada,
en esta estación otoñal, por ello, he decidido cobijarme
y cerrar los ojos, para evitar que ellos se entreguen a la
nostalgia.
No desean derramar una sola lágrima, a pesar de ser
una acción propia de ellos, sobre todo cuando el alma
los embarga de tristeza.
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