Ha cesado el dolor agonizante que ni cielos, ni tierras soporta. Padre, amado padre, has abandonado... la tumba fría y dolorosa. Te levantas del sufrimiento que a tus hijos acongoja. Volvemos a sonreír pastor de las mil montañas. Padre ,déjanos acompañarte en el vuelo, donde tus ángeles, el himno de la maravillosa felicidad cantan. Gracias querido profeta de las cosas buenas. Gracias hacedor de vidas ,que por los vientres viajan. Gracias hijo de los espacios luminosos. Iremos donde vayas en tus humildes barcas. Confiamos en tus manos ,artista que los manantiales dibuja. Beberemos de tus enseñanzas, señor que las almas sustenta. Nos tomaremos de las manos, y a cada estrella le diremos, que eres nuestro padre. .Nuestro amado padre.
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