Escribo estas letras a la luz de la luna, con la finalidad de que
obren en tu poder al llegar la mañana.
El sol de la aurora eres tu, primavera, rocío del amanecer,
y dulce canto de jilgero. Eres tormenta de mi llanto y aroma
de mis flores. Me gustaría ser templo de tu espíritu, y pecador
arrepentido que camina por los senderos de la vida, perdiendo
sus pasos entre la sombra.
Por favor, despréndete de esa máscara que olculta tu rostro,
y deja de fingir lo que no eres ni has sido nunca...
Dispones de muchos valores has de saber, que una buena
parte de ellos, son inmejorables.
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