Me gusta escuchar el viento del atardecer, recibir un
abrazo cálido y desinteresado, caminar bajo la lluvia,
meditando la forma mejor de paliar adversidades.
Soy consciente, que más allá del sentimiento, está
el amor, eso resulta indudable, como lo es, que al
culminar el día, aparezca la noche...
Ella, está plagada de acontecimientos vividos que
se han albergado en nuestra memoria, con la sencilla
finalidad, de permitirnos pasear por ellos con cierta
tranquilidad.
Cuantas veces, después de ejercitar esa acción,
hemos cambiado o visto de forma distinta, lo que en
un principio nos parecía una tarea de difícil solución.
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