Me encanta contemplar como caen en la tierra, los monótonos hilos de lluvia...
Como rayo de oro, alumbró la mañana, palpitando de amor y profundos anhelos..
A la luz de la mañana, -y sin prisa aparente-, aparecen nubes blancas, ligeramente movidas por la suave brisa, formando un collar de gran fantasía.
Ellas, desean beber de la luminosidad del sol para sentirse fascinadas dentro de su marcado silencio..
Mientras las nubes muestran un fingido cansancio, vibra el grito poderoso que mide el infinito!!
Somos muchos, los que alentamos el deseo, de poder oír el poema que habla de las palpitaciones del alma, para que nuestro corazón, pueda balancear a las mariposas y que canten como jilgueros en nuestro hombro una buena parte de los días del año.
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