Si puedieras decidirte a no realizar más trabajo del que puedas
asumir con la calma debida, tranquilidad, sin prisas ni estrés,
y si en el mismo instante, en que empiezas a sentirte cada vez
más nervioso y sin aliento, te detuvieras y tomaras aire, es
fácil que descubrieras que ésta simple regla de sentido común
hace por tí, lo que ninguna oración han hecho nunca.
¡Tienes que ser miembro de SECRETOS DEL ALMA para agregar comentarios!
Únete a SECRETOS DEL ALMA