Me encanta, poder escuchar el rumor del suave viento.
Recibir un abrazo cálido y desinteresado. Caminar
con paso firme, bajo una lluvia soportable, con la
finalidad de meditar sobre cual sería la mejor forma
de paliar ciertas adversidades.
Soy consciente, que más allá del sentimiento, está
el amor, -eso es indiscutible-, del mismo modo que
también lo es, que al culminar el día, aparezca la
noche. Ella está plagada de acontecimientos vividos
albergados en nuestra memoria, con la finalidad de
pasear por ellos con cierta ligereza.
Cuantas veces, después de ejercer esa acción, hemos
cambiado, viendo de forma distinta, lo que parecía
una tarea inabordable o de difícil solución.
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