Si ella decide marcharse, no pretendas ofrecerle rosas rojas, es muy posible que prefiera caminar por la orilla del mar, dejándo que la suave brisa, le acaricie el semblante, escuchando el silvido
que pruduce la misma, al pasar por entre el ramaje de los pinos.
Planta flores nuevas, quizás sus pétalos, puedan sentir algo que sea agradable para tu persona.
Una sonrisa, es como una luz en la ventana del alma, indica con claridad, que el corazón está en casa. Se que hay palabras que se desvanecen como las huellas de las goviotas en la fina arena de la playa, por ello solemos sufrir por aquello que nos falta, gozando muy poco de lo que tenemos. Incluso el corazón tiene razones, que la razón no tiene.
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