Estoy convencido que no deberíamos permitirnos soñar con el corazón abierto de par en par. Existen ciertos ladrones ocultos, que se mantienen a la espera día y noche, con la intención de apoderarse de tus sueños. No debemos llorar si no es muy necesario hecerlo, pues las lágrimas derramadas suelen debilitar y agotar, la fuente del amor que encerramos en nuestro interior más recóndito. Guarda esas perlas cristalinas que adornan tus mejillas con entereza. Recuerda siempre, que no hay mal que por bien no venga, ni cuerpo que lo resista.
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