Hace unos meses, me dediqué a entrevistar a personas
de todas las profesiones y edades. Al comprobar que a
la gente le cuesta concretar lo que la hace feliz-en cambio
sabe muy bien lo que la hace desgraciada-, les pedía
simplemente, que me hablaran de satisfacciones, episodios
en los que habían logrado un alto grado de bienestar. Para
mi sorpresa, exceptuando el nacimiento de un hijo, en
realidad no se habló de grandes logros. En el ranking
personal de la felicidad, nadie citaba los éxitos académicos
ni los ascensos en el trabajo.Y aún menos, conquistas
materiales como estrenar una casa o un automóvil, a
pesar de que estas adquisiciones suponen una inversión
de miles de horas de trabajo, décadas enteras en el caso
de la vivienda.Los entrevistados, hablaban de cosas mucho
más sutiles e intangibles;una conversación agradable,
un paseo descalzo por la playa, aquella canción que nos
hizo llorar sin saber por qué...Allí empecé a entender que
la felicidad, se sirve en pequeñas dosis para quien sabe
capturarla y reconocerla momento a momento.
¡Tienes que ser miembro de SECRETOS DEL ALMA para agregar comentarios!
Únete a SECRETOS DEL ALMA