A pesar del tiempo que ha transcurrido, persiste en nuestro
grato recuerdo, aquella mirada tan especial.
Como poder olvidar, aquellos preciosos momentos de esos
labios sedientos junto al mar, en el umbral del puerto de la
ilusión.
Solemos contemplar con cierta frecuencia las estrellas,
pero no logramos encontrar una, con el mismo brillo que
tenían aquellos preciosos ojos.
Sabemos que en su momento la consideramos energía
necesitada para alimentar nuestro ser.
Un buen y excelente motivo para alegrar la existencia.
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