Ella, siente verdadera adoración por sentirse rocío de la mañana, manantial de agua pura, y ave migratoria, que no duda ni un solo instante, emprender el vuelo en busca de sensaciones y vivencias nuevas...
Dada su condición, desea ante todo, sentirse libre como el viento, como las aves de la marisma, sin descartar el derecho que la asiste, de permanecer en el lugar que considere oportuno.
No le importa lo más mínimo, hacer cuanto esté en su mano, para condenar esos momentos de soledad salvo que sea consentida.
Le encanta ser memoria de la luna salvaje, e incitar a la pasión, pues es una condición implícita en ella.
Nada le causa mayor trastorno, que ver como se comportan algunos hombres groseros, que terminan ensuciando cualquier viso de dignidad.
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