Toda la vida es un constante bascular entre la tormenta y la calma. Hay algunas satisfacciones y bastantes sobresaltos. Buda advertía a sus discípulos que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. Con ello, les invitaba a separar el efecto de la causa. En nuestro caminar vamos a tener que soportar algunos golpes, fracasaremos en aquello en lo que esperábamos tener éxito. Perderemos compañeros de viaje muy queridos, y tendremos que lidiar con ciertas complicaciones que serán algunas grandes y otras pequeñas. De forma inevitable, todo esto nos producirá dolor; no debemos recrearnos en el sufrimiento, hay que lograr proseguir en justa unión del espíritu deseado.
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