Hace algunos días, decidí dar un ligero paseo por aquellos lugares que no frecuentaba, por estar alejados de mi residencia.
Os diré,que mi sorpresa fue enorme.. las casas allí edificadas, reflejaban cierta tristeza; de sus jardines, no se percibía aromas de jazmín, ni tampoco la fragancia de las rosas.
La vida está cambiando a pasos agigantados. Las personas ya no disponen de tiempo debido a sus ocupaciones laborales, pero esa no es la única causa, creo que no les apetece dispensarle los cuidados a las flores como sucedía años atrás..
Las pocas personas que encontré en el transcurso de mi corto paseo, tenían la mirada perdida, vacía, como ausente..
En sus rostros se notaba tristeza, desazón, aburrimiento, cansancio...
Hasta el mismo aire se muestra enrarecido!!
Las pequeñas plazuelas,- tiempo atrás muy frecuentada por los vecinos-, estaban desiertas, ya no hay tertulias, ni cambio de impresiones, ni interés por saber como les va la vida a los vecinos de siempre.. Se ha roto el trato humano y la agradable convivencia.
¡La propia sombra de la tarde, está triste y carente de compañía!!
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