Muy pocos de nosotros estamos solos alguna vez. Uno puede
retirarse a las montañas y vivir como un ermitaño, pero cuando
esté físicamente a solas, tendrá consigo sus ideas, sus experiencias
sus tradiciones, su conocimiento de lo que ha sido.
El monje cristiano, en una celda monástica no está solo; lo está con
su teología, con las creencias y los dogmas. De igual manera el
sanyasi que en la India se aparta del mundo, viviendo en aislamiento,
no está solo, porque él también vive con sus recuerdos.
Yo hablo de una sociedad, en que la mente está por completo
libre del pasado; sólo una mente así, es virtuosa, porque únicamente
en ésta soledad hay inocencia...Desde ésta soledad adviene una
virtud que trae consigo, un sentido extraordinario de pureza y bondad.
No importa si uno comete errores, eso significa muy poco.
Lo que importa es tener el sentimiento, de que uno está completamente
incontaminado, sólo, porque únicamente una mente así puede conocer
o percibir, aquello que está más allá de la palabra, del nombre, más allá
de todas las proyecciones de la imaginación.
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