Ha llegado el otoño, y el abeto decide dormirse ante la
tormenta. El jardín, está triste y de mal humor al perder
su encanto.
Las azaleas, las dalias,y el jazmín, están perdiendo su
aroma.
La propia madrugada, ha decidido no despertar del modo
que solía hacerlo, mientras tanto, las petunias lloran al
saberse ajadas, incluso el propio magnolio, ha dejado caer
su flor, para alfombrar la tierra del jardín algo silencioso.
Ahora tan solo queda esperar el regreso de la nueva
primavera, para que todo recobre su peculiar encanto,
y las flores, se sientan reconfortadas y orgullosas
ante las miradas de quienes saben apreciarlas.
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