Tenías tan claro y abierto tu corazón, que nunca
pude entrar..
Busque los atajos, los pasos altos y difíciles...
pero llegué a convencimiento irrevocable, que al mismo,
tan solo se llega por los caminos anchos y sin recovecos.
Incluso preparé una escalera alta, pensando que altos
muros, se encargaban de guardarlo,
pero comprobé que carecía de tapia, cerca y guardián.
Busqué la puerta estrecha, pero no existía..
De franco que era, al final decidí, quedarme sentado
en la linde del mismo, esperando que desaparezca
la ausencia.
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