Las mujeres, a lo largo de la historia del país, tuvieron una activa participación. Pero, lamentablemente, durante mucho tiempo, no estuvieron visibles y sus actos patrióticos quedaron en un segundo plano. Tal es el caso desconocido de la “Tucumanesa”, heroína olvidada de las Invasiones Inglesas.
Su nombre fue Manuela Hurtado Pedraza, originaria de Tucumán. Estaba casada con un cabo de Asamblea, José Miranda.
El 10 de agosto de 1806, durante la primera invasión inglesa, ella acompaño valientemente a su marido en el combate de la Reconquista. Resulta oportuno resaltar que la lluvia de balas enemigas no amedrentó su compromiso. Al día siguiente continuó la lucha, pero, lamentablemente, su compañero cayó en combate. A pesar del dolor, ella levantó el fusil de su esposo y disparó con firmeza a quien arrebató la vida de su amado. Además, tuvo la bravura de perseguir al pelotón enemigo y provocar otra baja británica.
Posteriormente, tras el cese al fuego, presentó ante Santiago de Liniers el fusil, con el cual había vengado la muerte de su marido y luchado tenazmente por la reconquista de Buenos Aires.
El arrojo de la Tucumanesa fue reconocido por Liniers y por el Rey Carlos IV, quien le concedió el grado y sueldo de Subteniente de Infantería. Sin embargo, el historiador Norberto Galasso expresó al respecto: “La Tucumanesa cayó en la miseria y arrendaba una modesta pieza y que por falta de pago, le iniciaron, en dos oportunidades, juicio por desalojo. Alguien se acordó de otorgarle su nombre a una calle, pero la mayoría de los argentinos desconocen el episodio heroico del que fue protagonista.” (N. Galosso – Los Malditos – Vol. II – Pág. 138 – Ed. Madres de Plaza de Mayo).
En fin, la aguerrida y heroica Manuela Hurtado Pedraza representa a tantas mujeres que lucharon con pasión, amor y valentía para defender la patria, la tierra y, en especial, a los suyos.
Para terminar compartiremos un poema de Félix Luna:
"No duerme Buenos Aires
las mechas arden,
las mechas arden.
Cuarenta mil valientes
sólo un cobarde,
sólo un cobarde.
Con un fusil de chispas
y muchas ganas,
y muchas ganas.
Peleó doña Manuela
la tucumana,
la tucumana.
Este triunfo ganaron
nuestras mujeres,
nuestras mujeres.
Las hembras han peleado
como varones,
como varones.
Las ollas en sus manos
fueron cañones,
fueron cañones.
Malaya los que vengan
como enemigos,
como enemigos.
Habremos de correrlos
como a estos gringos,
como a estos gringos.
Este triunfo ganaron
nuestras mujeres,
nuestras mujeres."
Por el Profesor Darío A. Núñez - Asociación Cultural Sanmartiniana Goya
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