Un poema debe atrapar, ser redondo como una naranja, silencioso como la propia noche, y brillanate como la superficie de un espejo.
Un poema debe ser ligero y corto como el vuelo de un pavo real.
Tiene que combatir cuerpo a cuerpo, entre los seres vivos y los ausentes.Debe resucitar las palabras creadas en el fondo del alma o de la cueva donde se forman.
¡Bésame y recibiré el don de las palabras!! Seguro[ estoy, que la luna no tendrá miedo alguno, pues verá con su cálida mirada, a
pesar de la oscuridad de la noche.
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