Según he leido, Byron, poco antes de morir, le dijo a un
amigo que no había conocido más que tres diás felices
en toda su existencia.
Pensé en estas frases de Byron, mientras me encontraba
fuera por el bosque, en quella hermosa puesta de sol a
través de los árboles, y nació la convicción, de que estaba
realmente disfrutando una hora feliz.
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