Lo que aprendemos en la madurez, no son cosas
sencillas, como adquirir habilidades e información.
Se aprende a no incurrir en conductas autodestructivas,
a no dilapidar energía por causa de la ansiedad.
Se descubre como dominar las tensiones, y que el
resentimiento y la autocompasión, se encuentran entre
las drogas más tóxicas.
Se aprende que el mundo adora el talento, pero suele
recompensar el carácter.
Se comprende que la mayoría de la gente, no está ni
a favor ni en contra nuestro, sino que está absorta en
sí misma.
Se aprende, en fin, que por grande que sea nuestro
empeño en agradar a los demás, siempre habrá personas
que no nos quieran...
Esto es una dura lección al principio, pero al final,
resulta muy tranquilizadora
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